domingo, 11 de julio de 2010

Solo sé que nada sé

Siempre suelo saberlo todo, o por lo menos tengo una respuesta para lo que me pregunten. Sin embargo, de la noche a la mañana algo cambió, a tal punto que confundo fantasía con realidad, ya no sé si sueño o estoy despierta, simplemente estoy en el punto límite de todo. La tristeza invade mi vida y no logro comprender el porqué, me resulta imposible ver el camino, aquel camino que se encuentra plagado de obstáculos y de flora que perturba mi vista y no me deja ver más allá. ¿En qué momento se puede dejar de creer en algo? algo que quizá no soñaste, pero en algún momento se volvió una utopía, la cual sería el puente para lograr tus objetivos, pero que ahora se derrumba, pierde sentido y se vuelve estéril. ¿Dónde quedan las ilusiones? ¿En qué sitio deje olvidado el disfrutar lo que hago? O quizá eso fue un mero espejismo, el cual se fabrica a medida que vas construyendo tu futuro. No comprendo que sucede, cuando deje de creer, de sentir, de soñar, pero lo más grave ¡cuando deje de ser feliz! Ahora todo se vuelve confuso, mi vida es un paisaje nublado en el cual la tonalidad reinante es el gris, ya nada florecerá ¿será cierto? Cuál es el afán de la vida para complicarte o es cierto que cada cual busca la manera de hacer que todo sea más difícil. Nada es claro para mí, todo es difuso.

A veces me pregunto qué te puede llevar a tomar una buena decisión, a lo mejor el consejo de otros, tus expectativas o puede que el corazón. En muchas ocasiones te aconsejan "haz lo que tu corazón te diga" ¿será cierto que el corazón puede hablar? O solo es una metáfora que al momento de estar triste resulta como consuelo y no como una solución real. Sea lo que sea en este momento nada de eso funciona, nada te puede llevar a optar por un camino u otro, simplemente lo quieras en ese instante. Es evidente que en estos casos opera la subjetividad acompañada de algo de razón que existe en ese momento. Ahora… ¡nada hay!


Vaya, vaya… me imagino a todos felices con lo que están haciendo, esperando las anheladas vacaciones, así me sentía el año pasado, pero hoy todo es distinto, nada de orgullo, nada de interés, nada de motivación, nada de avance, nada de desarrollo, nada de nada, únicamente desencanto, incertidumbre, dudas, tristeza y desolación. En base a lo anterior, ¿tendrá algo que ver la vocación en todo esto? ¿Habré tomado una buena decisión? ¿Estaré en el lugar correcto? Pero lo más importante… la decisión que tome ¿es para toda la vida? Jajaja que curioso ¿no? Es como el matrimonio, un "decisión para toda la vida", acá es parecido, claro puedes cambiar tu opción, así como de pareja, pero resulta complejo realizar ambas, puesto que pasan los años, las habilidades cambian y los intereses igual, todo va variando según el contexto y aquella subjetividad que muchas veces nos determina.


Quisiera dejar de pensar, desaparecer por un momento, o ¡mejor que eso! Que nadie me vea pero yo pueda observarlos a todos, saber cómo el mundo se desenvuelve pero que el mundo no sepa de mi, aunque sea solo por un momento, para tener la oportunidad pero sobre todo el tiempo para elegir otra vez, elegir algo que para mí era definitivo y que vuelve a aparecer como un fantasma que tiene como finalidad perturbarme y volver todo más complejo, o a lo mejor probar mi fortaleza y mi capacidad para enfrentarlo, lamentablemente no soy tan valiente, no soy tan fuerte y en estos momentos no tengo convicciones. Los sueños están, es posible encontrarlos, aun así mi mundo es confuso y cambiante y esto impide que aquellos anhelos aparezcan con la majestuosidad de antaño, como escuche por ahí en tanta cosa que absorbo y no guardo con claridad "ya no somos los mismos", y no me interesa volver a serlo, simplemente quiero reemplazar la frase "solo sé que nada se", por "el que sabe sabe y el que no…"