viernes, 15 de octubre de 2010

Práctica Intermedia: Reflexiones en torno al quehacer profesional


Resulta inevitable no pensar que una residencia para adultos mayores es un lugar donde se abandona a los ancianos, debido a lo dependientes que se vuelven cuando cumplen una cierta cantidad de años, sumando las enfermedades que puedan padecer, hecho que no se aleja de la realidad. Pero ciertamente nos olvidamos de que eso no implica que no requieran de compañía y afecto. Por el contrario, esto se vuelve primordial para que puedan vivir su vejez lo más felices posible. Es tanto lo que necesitan, que lugares como la Residencia del Adulto Mayor Carlos Mujica Castillo se encarga de cubrir mayormente esas carencias, las que no se remiten únicamente a lo básico, como alimento, ropa limpia o un techo para dormir, sino también al apoyo y el intento por mantener los lazos familiares, aunque esto se vuelve complejo, cuando en su mayoría los adultos mayores han sido abandonados.

Ante lo anterior surge inmediatamente la interrogante de ¿Qué es verdaderamente la familia? Para algunos es una institución intemporal, siempre presente, pero al mismo tiempo cambiante y adaptable a la sociedad y viceversa. (Quintero, 2004). Sabemos que la familia ha ido variando con el paso del tiempo al igual que su estructura, ya que las encontramos tipificadas en nucleares, unipersonales, monoparentales y ensambladas, sin embargo, esta transformación de una u otra forma afecta la manera en como la sociedad percibe a los adultos mayores. Resulta curioso todo esto, ya que demográficamente la población adulta mayor en la próxima década aumentará un 45%, mientras que la infanto- juvenil disminuirá en aproximadamente un 2% (Instituto Nacional de Estadísticas, 2010), por lo que el cuidado y protección a los ancianos resulta fundamental.

Es debido a lo antes mencionado que la aplicación del enfoque socio sanitario, el enfoque ecológico y el enfoque de redes, permiten entregar una mejor calidad de vida a los usuarios de residencia, esto a través del uso de metodología con la que cuenta el trabajo social, ya que es preciso señalar que el hacer del trabajo social, es una acción fundada en el saber, en el conocimiento y tiene una intención dada. Es deliberada, racional o planeada. (Tello, p. 16), por lo que con la aplicación del primer enfoque (Socio sanitario) se pretende satisfacer la necesidad de dependencia, a través de la entrega de prestaciones sanitarias, con la finalidad de otorgar cuidados y aportar en la rehabilitación de las personas (Muñoz; Rioja, 2009), así como mejorar la calidad de vida de las mismas, empero si nos referimos a la visión de Trabajo Social donde se plantea que la atención de las dificultades se desarrolla potenciando la capacidad de los sujetos para resolver sus problemas o carencias (Tello, Trabajo Social, disciplina del conocimiento, p. 26), se vuelve interesante analizar que en el caso de los adultos mayores, tienen un alto grado de dependencia no sólo económica sino también física, por lo que esta visión de trabajo social no se adecúa a los objetivos que busca este enfoque, por lo demás en muchas ocasiones se cuestiona la posición asistencialista que muchos profesionales asumen, sin considerar que la manera en cómo se actuará frente a una situación problema, tiene directa relación con la problemática en sí, por lo que en base a ello el tipo de intervención no será siempre el mismo.

Por otro lado, el enfoque ecológico, que está directamente relacionado con la Teoría General de Sistemas, postula que la realidad familiar, la realidad social y la cultura pueden entenderse organizadas como un todo articulado; un sistema compuesto por diferentes subsistemas que se articulan entre sí de manera recíproca (Muñoz; Rioja, 2009), por ello resulta elemental que los adultos mayores puedan relacionarse óptimamente con los distintos sistemas en los que están insertos, como se dijo, esto es lo ideal, no obstante la realidad difiere de esto, puesto que los adultos mayores ingresan a la residencia teniendo conflictos graves con la familia, por lo que el lazo con aquel sistema (exosistema) se encuentra roto, hecho que lleva inevitablemente a que esta situación provoque un cambio en todo el sistema (recursividad de los sistemas), por esto es importante la reflexión que se hace con respecto a la familia y como ésta influye en la vida del usuario, no sólo por la convivencia que pueda tener con ésta, sino el compromiso y afecto para con el adulto mayor, ya que como se ha planteado, la sociedad actual no considera a la población mayor de 65 años como personas útiles, puesto que no son parte de la población activa, o sea no son aptos para producir. Por lo cual se les deja de lado y se les reemplaza por mano de obra joven. Es de este modo como generamos que nuestros adultos mayores se sientan menospreciados. A raíz de esto, el Trabajo Social como disciplina que apunta al cambio debería centrarse en la concientización de la sociedad con el fin de manifestar la situación que viven los adultos mayores, donde no sólo a nivel familiar se les deja de lado, sino que las políticas sociales que se llevan a cabo no son suficientes, ya que el tema de fondo, como lo es el abandono no es abordado en profundidad, únicamente se implementan lugares como la residencia antes presentada, empero la calidad de vida de los ancianos y el tipo de relaciones que tienen con sus cercanos no responden a este bienestar que se espera.

Como quedó demostrado con el enfoque anterior, lo que se pretende es fomentar esta visión integral que impulsa el Hogar de Cristo en sus diferentes programas, por ello no debiera extrañar la relevancia que tiene el enfoque de redes en la intervención que se realiza con los adultos mayores, teniendo en cuenta que la intervención tiene que ver con una relación entre el agente profesional y el otro, donde se da en un proceso de interacción, donde el diálogo es el instrumento determinante (Tello, p. 18), razón por la cual las redes que se den entre el adulto mayor y los profesionales con los que se relaciona, así como con la institución misma, llevará a fortalecer la confianza del usuario, permitiendo de esta manera que se pueda trabajar en conjunto con él para satisfacer sus necesidades, entiéndase no como aquella visión del trabajo social de la que se habló anteriormente (un sujeto participante), pero sí de alguien que a pesar de sus limitaciones pueda aportar para que la labor del trabajador social sea más efectiva.

Todo lo planteado apunta a que a nivel de sociedad generemos las condiciones para que los adultos mayores puedan desarrollar sus capacidades en un ambiente donde se les quiera, cuide y valore, ya que no basta con dejarlos a cargo de un tercero y olvidarse de ellos, sino más bien compartir con ellos sus experiencias y lo que puedan entregar a las futuras generaciones. Asimismo, es importante que a nivel de gobierno y de profesión visualicemos las mejores alternativas para conseguir que la tercera edad viva sus últimos años con dignidad

Bibliografía

· Instituto Nacional de Estadísticas (2010): Población Adulta Mayor en el Bicentenario. Enfoque estadístico. Chile

· Quintero, Ángela: Trabajo Social: aportes al tema de familia. Universidad de Antioquia, Departamento de Trabajo Social. Colombia.

· Rioja, Romina; Muñoz, Gabriela (2009): Modelo Técnico: Procedimientos y estándares de operación de Residencias para Adultos Mayores. Hogar de Cristo. Chile.

· Tello, Nelia: Apuntes de Trabajo Social: Trabajo Social, disciplina del conocimiento. Universidad Nacional Autónoma de México, Escuela Nacional de Trabajo Social. México.