Cuantas veces se plantea la promesa de no tropezar con la misma piedra, de dejar de ser ilusa y de pensar con la cabeza. Cuantas veces el no más se vuelve una oración que se implora con total convicción. Cuanto tiempo se espera para que las cosas sean distintas y sin embargo se repiten una y otra y otra vez. Siempre he pensado que todo tiene una razón de ser, que por algo ocurren las cosas y que una mano invisible va jugando ajedrez, donde en base a ello se mueven las piezas de una u otra manera, pero ¿No será mucho? ¿Acaso la vida tiene un plan distinto a lo que cada persona se propone? Si, está bien, no todo debe ser fácil y que hay que ganarse las cosas y muchos blah, pero esa búsqueda constante de la felicidad debe tener algún resultado en un momento dado, o por lo menos es lo que cada persona le gustaría que ocurriese. A pesar de ello, muchas veces es inevitable pensar que todo sería más fácil si fuésemos “robocs” si nos enfocarnos en cumplir tareas y ver resultados. Por otro lado se entiende que los sentimientos vienen a complementar nuestra vida y paradójicamente a volvernos dichosos, pero también hay sentimientos “malos”, “traicioneros” o bien que tienen como misión principal complicarnos la vida, quizá le dan ese saborcillo que requerimos para sentir que nuestra existencia es más emocionante, toda una telenovela, claro dejando de lado el “es que me he quedao ciega” o “me han robado a mi hijo”, pero “¿conchalevale que es lo que tú te crees?” y todos los etcéteras que pudiesen imaginar.
Frente a esto, ¿Qué será mejor? ¿Dejar pasar el asunto o enfrentarlo? Teniendo claro que los resultados pueden no ser los mejores, o bien hacer como que todo está bien y posesionar esa sonrisa que oculta todos los males posibles, quien sabe, quizá mañana todo sea peor o bien las cosas mejoren a tal punto que ese cuento que nos relatan cuando niños se vuelva realidad, pero atención, esto no es una historia, no es Disney y no somos Hannah Montana, somos seres que nos guste o no sienten, piensan y se relacionan, que tienen un ideal y que de nosotros depende concretarlo o no, aunque está malvada bruja se empeñe en volvernos infelices y nos haga creer que todo está perdido, después de tanta voltereta la luz divina a llegado y me ha iluminado ¡Eureka! Es mejor no formarse ninguna expectativa, si las cosas van a suceder o no, dejemos a la manito que haga su trabajo, que se gane el sustento diario y que siga fomentando nuestra pereza, después de todo el destino es el único que sabe lo que sucederá mañana.